Diferencias entre los coches Hypercar Y Supercar
¿Eres un amante del mundo del motor? Entonces es probable que alguna vez hayas oído hablar sobre los hypercar, unos vehículos capaces de ofrecer un rendimiento excepcional y cuyo precio no suele ser apto para todos los bolsillos.
Los hypercar, también conocidos como coches superdeportivos, cuentan con unas cualidades únicas, además de con unas prestaciones que superan con creces, todo lo que habitualmente vemos en el mercado automovilístico. Descubre de la mano del mejor renting de coches todos los detalles sobre estos coches tan especiales, así como sus diferencias con los supercars.
¿Qué es un Hypercar?
La realidad es que no hay una definición exacta sobre qué es un hypercar. Lo que sí se puede decir es que si un supercar es un deportivo de altas prestaciones y rendimiento, los vehículos conocidos como hypercar que pertenecen a este selecto grupo, son aquellos que van un paso más allá y cumplen con los máximos estándares dentro de los siguientes apartados:
- prestaciones
- tecnología
- diseño
- y exclusividad
Es decir, un hypercar es un coche que lo tiene todo. De hecho, suelen ser los que marcan ese techo al que la industria automovilística es capaz de llegar.
En los años 80 ya se podían encontrar marcas de coches como Ferrari, Porsche o Lamborghini que contaban con modelos de más de 300 caballos de potencia y que eran capaces de superar velocidades de 300 kilómetros por hora. Pero el término hypercar tiene su origen en los años 90. Acuñado por el diseñador y empresario John Hennessy, se buscaba poder describir aquellos coches que son más rápidos y más avanzados de lo habitual en el mercado.
A raíz de su aparición, las marcas más potentes del sector han competido duramente para que sus vehículos puedan hacerse con el título de hypercar y presumir, así, de contar con el coche más rápido y exclusivo de todo el mercado.
¿Cuál fue el primer Hypercar?
Hay quienes dicen que el primer hypercar de la historia fue el McLaren F1 diseñado por Gordon Murray. Sin embargo, la realidad es otra completamente distinta.
El primer vehículo que realmente elevó los estándares del mercado a otro nivel fue ni más ni menos que el Bugatti EB110, el primer coche comercial con monocasco de fibra de carbono que se presentó un año antes que el McLaren.
Sin ir más lejos, el predecesor del Bugatti Veyron ya contaba con un motor V12 dotado de cuatro turbos, así como 611 caballos de potencia, sistema de tracción integral y 647 Nm de par máximo. Se produjeron únicamente 139 en todo el mundo, cada uno de los cuales se vendió por la cantidad de 350.000 dólares de aquella época.
Los hypercar en la actualidad
Pese a que este tipo de vehículos ya lleva décadas entre nosotros, las últimas innovaciones en tecnología híbrida han permitido el desarrollo de numerosos modelos de estas características. Esto ha llevado a un nuevo nivel que nunca antes se había visto en el sector automovilístico. Entre estos innovadores modelos, encontramos el Ferrari Enzo, el McLaren F y el Lamborghini Countach.
En lo que respecta al futuro de los hypercar, todo parece apuntar a que el auge de los vehículos eléctricos nos llevará a conseguir, con mayor facilidad, los más de 1000 CV, lo que hará que escuches con cada vez más frecuencia el término hypercar o hiperdeportivo.
¿Cuál es la diferencia entre un hypercar y un supercar?
Tras leer detenidamente todas las características de los hypercar, tal vez te estés preguntando qué es, exactamente, lo que diferencia a estos vehículos de los supercar. Al fin y al cabo, ambos han sido diseñados para devorar el asfalto por el que pasan y disponen de la aerodinámica que necesitan para ofrecer la mayor de las velocidades, luciendo al mismo tiempo un diseño que le hace destacar sobre los demás.
Los supercar, además de destacar en estética, también consiguen unas características mecánicas que hacen que mejoren de manera sustancial. Su rendimiento se caracteriza también por ser muy alto, llegando en algunos casos a los varios cientos de caballos de fuerza. Además, funcionan con una ingeniería y desempeño únicos en el mercado.
La primera vez que se hizo uso del término supercar fue en los años 20 en el periódico TIMES. Dicho término fue el que se acabó utilizando para describir al increíble Ensign Six de 6.7 litros. Como es de imaginar, los estándares sobre lo que se considera a día de hoy un supercar han variado, dejando completamente obsoleto a este clásico del mundo del motor.
Como hemos comentado anteriormente, a la hora de valorar si un vehículo es un supercar o un hypercar hemos de prestar atención a cuatro aspectos fundamentales: el desempeño, el diseño, la tecnología empleada y el precio al que se vende. Por supuesto, un supercar no necesita ser el mejor en todo esto, pero sí debe destacar hasta cierto punto.
El ejemplo perfecto de supercar sería el Corvette Z06, vehículo que ofrece un rendimiento muy bueno, que tiene muchos caballos y que cuenta con un diseño bastante logrado. Pese a todo esto, su precio es de 80 mil dólares, menos de la mitad que muchos de sus competidores.
Cruzar la barrera existente entre el supercar y el hypercar es bastante complicado ya que se deben alcanzar unos estándares de desempeño, tecnología, precio y diseño muy altos.
Pese a ello, esta brecha ha ido estrechándose con el paso de los años debido a las constantes innovaciones tecnológicas que ha ido experimentando el sector durante los últimos años. Gracias a esto se ha facilitado enormemente el desarrollo de mejores motores, así como la incorporación de otras herramientas, factores que han elevado considerablemente las posibilidades y hecho los precios mucho más asequibles.
A la hora de la verdad, las categorías de supercar e hypercar funcionan más como una estrategia de marketing. Además, hemos de tener en cuenta que los avances tecnológicos han provocado que vehículos que previamente se consideraban hypercar hayan dejado de serlo con el tiempo.
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