Conoce los efectos de la carretera y descubre cómo evitarlos
El desplazamiento de los coches por las carreteras supone un aumento de las situaciones que ponen en riesgo la seguridad de los pasajeros, si no son atendidas las recomendaciones preventivas.
Las buenas prácticas al conducir obedecen a la necesidad de solventar posibles escenarios donde la integridad personal requiere protección adecuada. En estas situaciones sorpresivas pero posibles, se producen efectos que deben ser minimizados con buenas prácticas.
Efecto elefante
El pasajero que viaja sin llevar ajustado el cinturón de seguridad, en una situación de frenazo intempestivo o de accidente, se transforma en un proyectil impulsado hacia el frente, lo que puede causar severos daños a quienes van en los puestos delanteros. Dicho de otra forma, el efecto elefante es el incremento drástico del peso de cualquier persona u objeto por causa del cambio de velocidad. La DGT señala el ejemplo de una persona de 75 kgs que se transforma en un impacto de 4.2 toneladas. De allí su nombre: efecto elefante.
Por tal razón, el uso del cinturón de seguridad durante el viaje representa un resguardo para la integridad personal de los pasajeros. Abrocharse el cinturón, así de sencillo.
Efecto mirón
Resulta probable encontrarse en el trayecto con un accidente o evento que genera curiosidad en el conductor. En tales casos suele suceder que este aminora la marcha para observar con detalle el suceso fortuito. De allí que se produzca una disminución de la velocidad, una aglomeración de vehículos o un atasco, lo que aumenta exponencialmente las posibilidades de que algún conductor desprevenido pueda chocar con los vehículos rezagados.
En estos casos conviene controlar el impulso natural de querer enterarse con gran detalle de lo que sucede, proseguir con cautela en la marcha pero sin comprometer el avance de los coches para evitar atascos peligrosos.
Efecto acordeón
La ralentización del avance por diferentes razones, tales como un atasco, un semáforo o una señal de Stop genera una sumatoria de segundos de retraso al reanudar cada uno la marcha. Digamos que un primer vehículo que tarda un segundo en avanzar, significará para el segundo dos, para el tercero tres y así sucesivamente hasta que se llegue a aquel que tardará varios minutos en proseguir, dada su distancia desde el primero en avanzar. El desplazamiento de los vehículos funciona en este caso como un acordeón.
El mantener la distancia prudente con los otros coches es la manera de evitar el efecto acordeón.
Efecto submarino
Un conjunto de malas prácticas durante el traslado en coche pueden generar este efecto tan perjudicial para los afectados. Cuando un conductor o pasajero no ajusta bien la banda baja de su cinturón de seguridad, sube sus pies sobre el salpicadero, inclina excesivamente el respaldo del asiento o utiliza toallas o cojines para sentarse sobre ellas puede deslizarse por debajo de la banda abdominal y sufrir serias lesiones.
En este caso, la prevención consiste en evitar estas malas prácticas y sobre todo ajustar bien la banda baja del cinturón de seguridad.
Efecto dominó
Tal como puede verse en las instalaciones con piezas de dominó que, al tumbar la primera, van cayendo las demás piezas unas detrás de las otras, así sucede en este efecto. Cuando se produce un frenazo brusco o se encuentra inesperadamente en la vía un atasco, los coches siguientes pueden impactar uno tras otro.
De allí la razón para mantener la distancia recomendada con los automóviles que nos preceden en la vía. Al mantener el margen de distancia se favorece el tiempo de respuesta ante un frenazo inesperado.
Efecto rebote
Los viajes largos exigen a quien conduce un esfuerzo para atender a las múltiples señales y estímulos que recibe tanto del coche como de la propia vía, aumenta la exigencia de mayor esfuerzo de la persona para responder eficientemente a la situación. Este proceso naturalmente genera cansancio y fatiga en el organismo. Existen conductores que lejos de darse un tiempo de descanso o recuperación para proseguir el viaje en mejores condiciones, deciden sobreponerse con el apoyo de bebidas estimulantes. Lo cierto es que la mejora momentánea que puedan experimentar es por tiempo limitado, y entonces se producirá el efecto rebote, que consiste en un incremento brusco del cansancio, la fatiga o la somnolencia, lo que se transforma en un peligro real.
Lo mejor, antes de que aparezcan los signos de cansancio, es detenerse cada dos horas, bajarse del coche, tomar agua, estirar las piernas e incluso dormir, si es necesario.
Efecto túnel
Como su nombre lo indica, este efecto está relacionado con la percepción del espacio de forma similar a quien mira la vía a través de un túnel. Dicho de otra manera, cuando un conductor aumenta la velocidad en la carretera va disminuyendo su campo visual. Por ejemplo, tal como señala la Real Automóvil Club de Cataluña, a una velocidad de 35 km/h el ángulo de visión horizontal del conductor es de 104º; al llegar a desarrollar 65 km/h, el ángulo se reduce a 70º, y a 150 km/h este mismo conductor solamente podrá ver claramente lo que se encuentre dentro de un ángulo de visión de apenas un 18º.
Por lo demás, queda entendido que todo fuera del ángulo de visión no forma parte de la información manejada por quien está al volante. Por este motivo la visión lateral queda minimizada, lo que incrementa las posibilidades de un accidente. Vale destacar además, que quienes han ingerido alcohol sufren el efecto túnel.
He aquí las razones para manejar con prudencia en determinados trayectos de la carretera donde la visión puede estar limitada y para no manejar cuando se ha ingerido bebidas alcohólicas.
Efecto pantalla
Muchas veces debemos manejar en condiciones de ráfagas de viento muy fuertes que azotan al coche. En estas circunstancias resultan particularmente peligrosos dos escenarios: cuando salimos de un túnel o cuando pasamos un camión de gran tamaño. En ambas situaciones perdemos el resguardo que nos protegía del empuje del viento y podemos cambiarnos involuntariamente de carril.
La recomendación ante este efecto de pantalla es mantenerse prevenido al salir de un túnel o pasar el camión, preparado para volantear en sentido contrario y estabilizar el coche.
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