9 despistes con el coche que pueden salirte muy caros
Los coches son uno de los bienes más preciados para muchas personas, pues gracias a ellos es posible realizar viajes y paseos, llevar a los niños a la escuela, desplazarse hasta el trabajo… En fin, se utilizan para todo. Sin embargo, hay que ser precavido y organizado con el mantenimiento del coche, pues existen algunos despistes comunes que te pueden salir muy caros. A continuación te contamos cuáles son estos descuidos y cómo evitarlos.
Equivocarse de combustible al repostar
Este es un error del que hay que cuidarse, ya que añadir el combustible inadecuado a nuestro coche (diésel a un coche de gasolina o gasolina a uno de diésel), ocasionará que este ya no pueda funcionar. Esto no solo será molesto y hará que pierdas el tiempo, ya que tendrás que emplear el resto del día a solucionar este despiste, sino que tendrás que pagar, por lo menos, la limpieza del depósito, las líneas de combustible y el cambio de los filtros.
En el peor de los casos incluso podrían dañarse los inyectores… Por eso hay que estar muy atento al momento de repostar; procura evitar las distracciones, como por ejemplo revisar el móvil o hablar con el resto de pasajeros del coche. Lee muy bien las indicaciones que aparecen en la estación de servicio.
Como recomendación adicional, no hay que dejar que se vacíe demasiado el depósito de combustible entre cada repostaje, ya que los sedimentos del fondo acortan la vida de los filtros y pueden tapar los inyectores. Además, los gases del combustible pueden tender a deteriorar el depósito.
No revisar la correa de distribución
La correa de distribución se encarga de mantener sincronizados los procesos relacionados con la combustión del motor, por lo cual una ruptura en pleno funcionamiento podría causar daños críticos a varios elementos esenciales, produciendo así un gasto de reparación importante que se suma al coste de la asistencia en carretera si el coche te deja tirado por el camino.
Para evitar esto, lo más recomendable es revisar regularmente el estado de la correa para reemplazarla cuando sea preciso, y nunca dejar que exceda el kilometraje indicado en el manual. El coste de cambiarla como mantenimiento preventivo es mucho menor al de reparar los que una ruptura podría causarle al motor.
Olvidarse de revisar el nivel del refrigerante
El líquido refrigerante tiene la función esencial de disipar el calor y regular la temperatura de funcionamiento del motor, por lo que es muy importante revisarlo con regularidad y recargarlo cuando sea necesario. Su ausencia puede ocasionar daños que van desde un sobrecalentamiento, que a su vez puede dañar la culata y las juntas, hasta un gripado de motor. Si esto sucede, prepárate a desembolsar una suma considerable de dinero.
No revisar el nivel de aceite del motor
Este es un despiste común, pero cometerlo puede salir muy caro. Si el nivel del aceite del motor es bajo, las piezas que están en constante roce y movimiento (cigüeñal, bielas, casquillos, anillos, pistones, etc.) no podrán lubricarse correctamente, por lo cual estarán propensas a deteriorarse o incluso dañarse por completo; esto también puede ocasionar un gripado.
Por otra parte, recuerda que el nivel de aceite no debe exceder el límite recomendado, pues este podría subir a los cilindros y quemarse, o airearse y ver afectada su viscosidad.
Asimismo, recuerda que debes realizar cambios de aceite y filtro según el período indicado en el manual, ya que un aceite viejo (o con mucho uso) pierde sus propiedades de lubricación. Como te habrás dado cuenta, la clave para proteger tu bolsillo consiste siempre en prevenir y revisar con frecuencia estos detalles.
Ignorar el estado de los neumáticos
Los neumáticos deben tener un nivel de presión adecuado, el cual tiene que mantenerse dentro de los valores que recomienda el fabricante de tu vehículo. De lo contrario se verá afectada la conducción, y a su vez pueden desgastarse prematuramente. Circular con unos neumáticos desgastados (o en mal estado), puede no sólo comprometer tu seguridad, sino que también te podría ocasionar gastos por concepto de multas.
Para saber si tus neumáticos están en buen estado, además de medir con regularidad la presión, es necesario inspeccionar que no estén deformados y que el dibujo sea visible y cuente con un desgaste uniforme.
Ignorar las señales de posibles averías
Existen varios tipos de señales que son indicativas de una avería inminente; los testigos del tablero son las más comunes, pero es posible que tu coche te advierta de otras maneras: a través de ruidos extraños y cambios en el funcionamiento.
Ya sea que tu vehículo presenta algún comportamiento fuera de lo común, como cambios bruscos en las revoluciones, falta de potencia, vibraciones en el volante, subidas de temperatura, o que un testigo de fallo se encienda, lo más recomendable es que lo lleves a revisar lo antes posible y que no esperes a que se convierta en una avería grave.
Olvidarse de revisar los frenos
El sistema de frenos es uno de los más eficientes y mejor diseñados del vehículo. Es por ello que se tiende a ignorar su revisión, pero esto es un error; es crucial revisar regularmente el nivel del fluido de frenos, el estado de las pastillas, bandas y conductos.
También es necesario atender a tiempo las labores de mantenimiento del sistema, ya que una falla de frenos puede acarrear no solo gastos importantes por daños en el coche, sino también daños a terceros, sin mencionar los posibles riesgos a la integridad física.
Dejarte las luces encendidas
Dejarte encendidas las luces del coche durante la noche o durante varias horas provocará que la batería se descargue parcialmente o por completo, por lo que no podrás arrancar el coche. Sí aún quedan restos de carga en la batería, podrás arrancar cuesta abajo o con unas pinzas, ir tirando. Pero si la batería está completamente descargada, habrá que cambiarla.
Dejarte las ventanillas abiertas
Si cometes el error de dejarte las puertas o las ventanillas parcial o completamente abiertas, ya sea a lo largo del día mientras haces gestiones o compras, o durante toda la noche, te puede acarrear graves consecuencias, como el robo de pertenencias y documentos valiosos, o del vehículo entero. Además del disgusto que esto puede suponer, es posible que tu compañía aseguradora no cubra este supuesto ya que si no existen señales de violencia como cerraduras forzadas o cristales rotos, no habrá forma de demostrar el robo. No te olvides de asegurarte de haber cerrado bien tanto ventanillas como puertas, para no dar pie a los asaltacoches a actuar.
Como puedes ver, existen varias irregularidades que, si te despistas, pueden salirte bastante caras. Por esta razón, lo más recomendable es estar pendiente de los cambios que puedas sentir en tu coche y revisar con frecuencia algunos elementos, como los neumáticos y los fluidos. De esta manera te ahorrarás dinero y alargarás la vida útil de tu vehículo.
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