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Bujía
La bujía es una pieza fundamental en el sistema de arranque de un coche, ubicada en los cilindros del motor del vehículo, se encarga del encendido de la mezcla de aire y combustible.
Un motor de combustión interna necesita una chispa para que la mezcla de combustible y de oxígeno comience el proceso de combustión y se inicie el movimiento de los pistones. Las bujías son las encargadas de transmitir la chispa de encendido dentro de la cámara de combustión. Además, absorben el calor de la cámara del motor y lo llevan hacia el sistema de refrigeración.
El cuerpo o carcasa de la bujía, que es metálica, va unida a la culata del motor mediante tornillos que tienen toma de tierra. De hecho, cuando un coche no enciende por lo general existen algún problema con alguna bujía.
Componentes de una bujía
- Terminal superior: lugar en el que se conecta la bobina de encendido.
- Aislante de cerámica: aísla de las altas temperaturas.
- Rosca: permite unir la bujía en la culata del motor.
- Carcasa de metal: es el cuerpo de la bujía. Disipa el calor del aislante y permite su paso al motor. También funciona como tierra, unida al electrodo lateral para completar el circuito de los electrodos.
- Electrodo central: por el que llega la corriente. Está conectado a un conductor interno y a una serie resistencias cerámicas para reducir el ruido de la chispa.
- Electrodo lateral o de tierra: está unido a la carcasa que actúa como tierra para que se cierre el circuito y la electricidad pase entre ambos electrodos para generar la chispa.
- Corrugado o costillas: evitan que se pierda corriente entre el electrodo central y la culata.
Cualquier problema en uno de estos elementos puede derivar en fallos mecánicos y dificultades de encendido del motor.
Tipos de bujías
- Bujías frías: la punta del aislante es más corta, su capacidad para transmitir el calor es más rápida.
- Bujías calientes: la punta del aislante es más larga por tanto el recorrido del calor es más lento. Estas bujías tienen un grado térmico que transmiten el calor más lentamente.
Durabilidad de la bujía
En el caso de coches de gasolina se recomienda hacer el cambio de bujías cada 60.000 km, aunque depende del uso del coche, ya que algunas bujías pueden comenzar a fallar a los 30.000 km o 40.000 km de recorrido. Ante coches de diésel, las bujías pueden tener un tiempo más prolongado de uso, sobre unos 120.000 km.
Con los avances tecnológicos, las bujías se han hecho cada vez más efectivas, eficientes y duraderas. Aún así, un buen mantenimiento de estas piezas es imprescindible para prevenir los daños internos en el motor.
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