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Juntas de estanqueidad
Se denomina juntas de estanqueidad a unos componentes de material adaptable que tienen como función sellar la unión de las caras mecanizadas de los elementos de cierre de las cajas de transmisiones y genéricamente en cualquier elemento hidráulico y/o neumático, que llevan lubricante en su interior. Este tipo de juntas evitan que exista fuga de lubricante o fluido hacia el exterior por algún pequeño defecto en el mecanizado, en las zonas de cierre u otros mecanismos que tengan presión interna como los motores de explosión o compresores.
Las juntas ahorran dinero en el mecanizado de las superficies de unión porque no es necesario que su acoplamiento sea totalmente exacto. La junta corrige los posibles fallos que puedan existir en los diferentes tipos de mecanizado. La junta de estanqueidad más significativa es la que se interpone en la unión entre el bloque de cilindros de un motor de combustión y la culata, debido a las altas temperaturas y presiones que soporta.
Las juntas de estanqueidad pueden estar fabricadas en caucho, silicona, metal blanco, corcho, fieltro, fibra de vidrio o un polímetro plástico denominado policlorotrifluoroetileno. Algunas juntas de estanqueidad muy específicas pueden contener asbesto.
Las juntas de estanqueidad nacen con el fin de proporcionar la estanqueidad necesaria para evitar fugas. Surgen de forma paralela al desarrollo de la automoción, a principios del siglo XX. Las juntas se han convertido en un importante elemento que previene fugas en caso de desgaste del mecanizado o defectos de los mecanismos de apertura y cierre. Además, contribuyen a evitar posibles vertidos que contaminen el medio ambiente y suponer un gasto adicional para el propietario del vehículo.
Tipos de juntas de estanqueidad
Las juntas de estanqueidad pueden ser de diferentes tipos:
- Planas
- Tóricas
- Flexibles preformadas
- Con reborde
Varían según el tipo de vehículo y del material del mecanizado que se deba sellar. Del mismo modo, también influye el líquido que albergará el elemento. La estanqueidad evita que entren agentes externos en el habitáculo o en el mecanizado, impidiendo que penetre la suciedad u otros elementos que podrían alterar la composición de los fluidos. Para medir la estanqueidad se utiliza un vacuómetro. Este, mide las caídas de presión de un elemento determinado y permite detectar fugas con facilidad, ya que, de existir, la presión cae de forma inmediata.
En el mercado existen distintas clases de vacuómetros. Los más habituales son los mecánicos que funcionan de forma similar a un manómetro tradicional y pueden medir la presión de líquidos o gases.
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