El confinamiento y la desescalada y su impacto en la calidad del aire en las ciudades

El impacto del confinamiento y la desescalada en la calidad del aire de las ciudades

El confinamiento por la Covid-19 ha generado consecuencias a muchos niveles: desde un cambio en la forma de trabajar, relacionarnos, y hasta de hacer las compras. Es innegable que una consecuencia directa del confinamiento y de la drástica disminución del uso del coche en las ciudades ha supuesto una considerable disminución de la contaminación del aire en las mismas. No obstante, con la llegada de la desescalada, este último escenario ha cambiado.

¿Cuáles son las razones del aumento de la contaminación atmosférica de los últimos meses? ¿Y cuáles son las perspectivas en cuanto a la calidad del aire de cara a futuros posibles confinamientos que se implementen? Seguidamente abordaremos todos estos aspectos.

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El confinamiento: un respiro para las ciudades

Durante el confinamiento por la Covid-19, muchos ciudadanos se sintieron aliviados al conocer cuánto había mejorado la calidad del aire de las ciudades españolas. El Observatorio de la Sostenibilidad y la Universidad de Castilla-La Mancha registró que esta situación se extendió durante los meses del confinamiento en cinco ciudades: Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla y Valencia.

La principal causa de esta mejora en la calidad del aire fue, por supuesto, que el tráfico rodado se detuviera durante semanas. Las ciudades españolas registraron entonces un significativo descenso de emisiones de dióxido de nitrógeno, hasta un 52%, cifra que lo ubicó por encima de la media de las ciudades europeas. Este gas en particular es liberado principalmente por los vehículos motorizados en el proceso de combustión a altas temperaturas.

Por otra parte, los estudios de la organización Ecologistas en Acción revelaron que se trataba del aire más puro registrado en los últimos diez años, lo cual tuvo una incidencia positiva en la salud pública y en la lucha contra la Covid-19, ya que las altas concentraciones de gases tóxicos afectan el sistema respiratorio y agravan los síntomas de las patologías respiratorias.

Y aunque el clima podría haber tenido incidencia en la disminución de la contaminación atmosférica, específicamente el paso de borrascas en abril y comienzos de mayo, es innegable que este respiro para las ciudades y sus habitantes terminó una vez que se inició el proceso de desescalada, y con él una vuelta al tráfico rodado.

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Impacto de la desescalada en la calidad del aire

Si bien las medidas restrictivas del confinamiento y la reducción de la actividad económica trajeron consigo una importante disminución de la contaminación atmosférica, una vez que se inició la desescalada los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) se elevaron rápidamente, entre un 15% y un 35%, en muchas ciudades españolas.

Al comienzo del confinamiento muchos pensaron que se había iniciado un cambio definitivo hacia un urbanismo sustentable donde tendría lugar un incremento del teletrabajo, la sensibilidad ecológica y un modo de vida más saludable. Pero la vuelta de la circulación de coches y vehículos motorizados en las ciudades ha incidido de forma determinante en la recuperación de los niveles de contaminación anteriores a las medidas restrictivas.

Por ejemplo, ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia y Granada mostraron un aumento en la concentración de NO2 de entre un 24 y un 31% con el inicio de la desescalada.  

Adicionalmente, el gobierno ha reconocido que el transporte público no puede hacer frente a las necesidades de movilidad de la población garantizando a la vez el necesario distanciamiento social; esto ha determinado un incremento en el número de usuarios que han vuelto a tomar el volante de sus coches. El temor al contagio en el transporte público determinó no sólo un destacado aumento del regreso al uso del coche particular, sino incluso un incremento de esta forma de movilización respecto a lo registrado antes de la pandemia.

Iniciativas como la del coche compartido o carsharing, por ejemplo, no tienen lugar ante el riesgo del contagio en el reducido espacio del habitáculo. Ante el temor al contagio, muchos ciudadanos que no cuentan con coche propio se han decantado por opciones como el taxi o el VTC (vehículo de turismo con conductor), en los que es obligatorio el uso de mascarilla. Incluso se ha registrado un incremento en las ventas de coches y motocicletas.

Todo esto ha llevado a que los valores de contaminación atmosférica regresaran a ser los anteriores al confinamiento

Ante la posibilidad de la implementación de nuevas medidas restrictivas, es de esperarse que estos valores vuelvan a bajar, habiendo fluctuaciones en la calidad del aire cada vez que se reduzca o aumente el uso de coches en las ciudades con cada confinamiento o desescalada. Surge entonces el interrogante acerca de cómo reducir la contaminación a mediano y largo plazo ante el inédito escenario social que la pandemia ha traído consigo.

Un nuevo reto para los urbanistas

Es un hecho: ninguna cumbre del clima había logrado incidir tan rápido y de forma tan significativa en la disminución de la contaminación atmosférica de las ciudades. Ahora bien, ¿cómo lograr que la calidad del aire alcanzada durante los periodos de confinamiento se mantenga y se prolongue, llegando incluso a ser la norma?

El nuevo modelo urbano, que contempla la sustentabilidad y la progresiva descontaminación, apunta hacia las ciudades policéntricas, también llamadas ciudades humanas, en las cuales se establecen nuevos modelos de movilidad. Según los expertos en materia ambiental, estas son algunas medidas que permitirían tener centros urbanos con una mayor calidad de aire, incluso después del desconfinamiento:

  • Hacer campañas de concienciación en las que se subraye que la distancia social no debe derivar en mayor uso del coche.
  • Fomentar el teletrabajo en todas aquellas áreas en las que puede implementarse.  
  • Habilitar calles peatonalizadas y carriles bici.
  • Crear más zonas verdes y más extensas. Incluso, implementar algunas de carácter temporal, con la finalidad de desmasificar los parques urbanos.
  • Desarrollar políticas a corto, mediano y largo plazo a favor del transporte público sostenible tanto en las ciudades como en los trayectos largos hasta las poblaciones aledañas.
  • Fomentar un cambio en el retail, volviendo al comercio de barrio, e incorporando el e-commerce. Al favorecer el consumo de proximidad, las personas no tendrán que recorrer largas distancias para hacer la compra.
  • Continuar con la implementación de planes como el de las Zonas de Cero Emisiones, para limitar el acceso de vehículos al centro de las ciudades. A esos sectores pueden tener acceso los coches cero emisiones, así como las bicis, motos y scooters.

Es innegable que la contaminación regresa a las ciudades tras la desescalada; sin embargo, la aplicación de medidas oportunas puede lograr la recuperación de la calidad del aire en los centros urbanos.

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